¡Quiero ser como Xoán!

Esta es mi última entrada en el blog y quiero dedicártela a ti Xoán González. No sé si llegaras a leer esta entrada, me gustaría que lo hicieras, porque creo que si alguien está haciendo bien algo, hay que decirlo y bajo mi punto de vista lo estás haciendo.  




Durante el tiempo que ha durado la asignatura he disfrutado con cada clase, esperando ansioso las novedades de cada una y sin parar de reírme. Te agradezco el haberme mostrado una forma diferente de dar clase. Al principio no entendía nada y debo confesar que me mosqueaba la manera de dar clase, porque parece que no se ven contenidos. Con el paso de las clases me he dado cuenta que lo que hacías era marcarnos el camino que debíamos trabajar en el blog. Entiendo que esto ha sido una serie de “aulas invertidas”, o al menos eso quiero pensar. Nunca había recibido ninguna y me ha gustado la experiencia. 

Quiero empezar a comentar la particularidad de los blogs. Me ha servido, a título personal, para profundizar en las propuestas que nos hacías en clase. En cada exposición, que hemos hecho los compañeros, ha tenido la función de servir como herramienta para conocernos, poco a poco, cada vez más. Es algo que te agradezco, ya que de otra forma no sé si hubiéramos formado ese grupo de clase, con la confianza y la libertad que ahora mismo tenemos entre nosotros.

Al principio te reconozco que no sabía cómo iba a ser la experiencia de escribir un blog y ahora que llego al final considero que me ha servido para investigar en todos los temas propuestos y acercarlos desde mi punto de vista. He podido pararme y analizar el profesor que quiero ser el día de mañana. Además de investigar en los diferentes tipos de educar que existen, que creo que de otra manera quizá no habría investigado. 

No puedo dejar de declararme fan de todos los modelos de gafas que has llevado a las clases, de tu manera de recitar, tararear canciones, de esa capacidad de reírte de ti mismo, de ese humor tan fino y a veces irreverente, de tu naturalidad, tu curiosidad sincera, esa capacidad de transmitir una visión nueva de la educación, la capacidad de motivarnos. Siento que podría seguir escribiendo, porque son muchas las cosas que he aprendido en tus clases. 

Lo siento, porque voy a cargarte con una responsabilidad. Tampoco tienes que ser muy consciente de ella, ni hacer nada especial. Esta responsabilidad es la de ser mi referente docente. Como dicen los niños pequeños, cuando sea mayor quiero ser como tú. 

Comentarios

  1. ¿Qué puedo decir? Me siento halagado: cargas ahora sobre mí la tremenda responsabilidad de tratar de perseverar para no decepcionarte... En mi favor debo decirte que, para quienes me conocen mucho, "resulto ser mejor persona que profesor...". ¡¡¡Nos vemos!!!

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